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julio 9, 2024
Constante
julio 11, 2024Verano
El verano es una etapa del año donde las personas se reencuentran con conocidos o con desconocidos, por multitud de motivos como fiestas, vacaciones, viajes, tradiciones populares. Al contar con más horas de luz durante el día, invita a salir.
Se dice que hay amores que duran solo una estación y donde se da más esta experiencia, es en verano. Aunque el verano es incluso el momento en el que puedes encontrar al amor del resto de tu vida, conozco a varias personas que comenzaron o materializaron sus relaciones que han acabado en familia, en un verano.
Mientras muchas personas sienten este impulso de estar hacia fuera en verano, el observatorio estatal de la soledad no deseada, nos ofrece unos números estadísticos que parecería que en un año de estos, el verano va a desaparecer.
Es tremendo leer que uno de cada cuatro jóvenes en España se siente excluido o aislado y eso que vivimos en un modelo de sociedad a la que llamamos, la sociedad del bienestar. cuando el ser humano por su naturaleza, como la mayoría de lo que habita en Gaia, es generoso, colaborativo y está conectado con todo.
Se habla de los desequilibrios consecuencia de los meses que estuvimos encerrados en 2020, más el uso de las pantallas a través del entretenimiento digital que va increscendo, dejan un escenario donde los más jóvenes sienten una tremenda desorientación. Se sienten desconectados sin pertenecer a una tribu en confianza donde poder descubrirse en su desarrollo humano como hijos de la Tierra.
Todas las propuestas suceden a la vez y muy rápido en estos tiempos, en este asunto de las relaciones es asombroso como por ejemplo las aplicaciones de citas están cayendo en picado en la bolsa de valores (80%) y a la vez aparecen nuevas app’s que promueven relacionarse en la presencia con otros argumentos.
Varias propuestas para encontrarse con un desconocido, para cenar con un grupo con el que interactuar, para tomar un desayuno con alguien, para emprender un viaje por algún lugar del planeta. Multitud de planes para salir del aislamiento a través de confiar en un algoritmo que te junta con otros, en lugar de atreverte a establecer comunicación directa.
Recuerdo cuando se crearon las primeras experiencias virtuales en Second Life para encontrarte con alguien a través de escoger un avatar, un personaje infográfico. Con tu avatar, ibas y venias por el interior de la infografía encontrándote con otros del resto del mundo, vamos haciendo amigos por el mundo, sin salir de casa.
Creció tanto que se crearon proyectos tremendos como un hotel, donde ir a alojarse para mantener relaciones entre avatares infográficos. Se llamó Aloft, se ofreció en 2006, tuvo un gran éxito, de hecho se creó digitalmente aunque basado en medidas, datos y formas de un proyecto real.
Tanto que al descubrir ese éxito en el mundo digital, la compañía construyó el hotel en 2008 cerca de un aeropuerto para facilitar la llegada. El primer año había listas de espera de más de un año, personas que se conocieron dentro del entorno infográfico, a escondidas, y querían repetir la experiencia digital, en la presencia. Los seres humanos somos relacionales, pase lo que pase.
A la vez también contamos con una tendencia, con dos caras de una misma moneda, el aislamiento o la sensación de vivir excluido en el lugar que sea. Y la soledad voluntaria por la que apuestan las personas acudiendo, saliendo a vacaciones, retiros de silencio, periodos de vipassana, búsqueda de visión, ejercicios espirituales. Se suele nombrar como, unos días de desconexión.
Verano para conectar o para desconectar. La vida es solo, nadie puede hacerte el camino. Y a la vez nunca estás solo, vayas donde vayas estás con la presencia, en tu corazón, que te anima, te invita a vivir tu vida, para encontrarte o reencontrarte con el amor por la Vida eterna y natural.
Se dice que hay amores que duran solo una estación y donde se da más esta experiencia, es en verano. Aunque el verano es incluso el momento en el que puedes encontrar al amor del resto de tu vida, conozco a varias personas que comenzaron o materializaron sus relaciones que han acabado en familia, en un verano.
Mientras muchas personas sienten este impulso de estar hacia fuera en verano, el observatorio estatal de la soledad no deseada, nos ofrece unos números estadísticos que parecería que en un año de estos, el verano va a desaparecer.
Es tremendo leer que uno de cada cuatro jóvenes en España se siente excluido o aislado y eso que vivimos en un modelo de sociedad a la que llamamos, la sociedad del bienestar. cuando el ser humano por su naturaleza, como la mayoría de lo que habita en Gaia, es generoso, colaborativo y está conectado con todo.
Se habla de los desequilibrios consecuencia de los meses que estuvimos encerrados en 2020, más el uso de las pantallas a través del entretenimiento digital que va increscendo, dejan un escenario donde los más jóvenes sienten una tremenda desorientación. Se sienten desconectados sin pertenecer a una tribu en confianza donde poder descubrirse en su desarrollo humano como hijos de la Tierra.
Todas las propuestas suceden a la vez y muy rápido en estos tiempos, en este asunto de las relaciones es asombroso como por ejemplo las aplicaciones de citas están cayendo en picado en la bolsa de valores (80%) y a la vez aparecen nuevas app’s que promueven relacionarse en la presencia con otros argumentos.
Varias propuestas para encontrarse con un desconocido, para cenar con un grupo con el que interactuar, para tomar un desayuno con alguien, para emprender un viaje por algún lugar del planeta. Multitud de planes para salir del aislamiento a través de confiar en un algoritmo que te junta con otros, en lugar de atreverte a establecer comunicación directa.
Recuerdo cuando se crearon las primeras experiencias virtuales en Second Life para encontrarte con alguien a través de escoger un avatar, un personaje infográfico. Con tu avatar, ibas y venias por el interior de la infografía encontrándote con otros del resto del mundo, vamos haciendo amigos por el mundo, sin salir de casa.
Creció tanto que se crearon proyectos tremendos como un hotel, donde ir a alojarse para mantener relaciones entre avatares infográficos. Se llamó Aloft, se ofreció en 2006, tuvo un gran éxito, de hecho se creó digitalmente aunque basado en medidas, datos y formas de un proyecto real.
Tanto que al descubrir ese éxito en el mundo digital, la compañía construyó el hotel en 2008 cerca de un aeropuerto para facilitar la llegada. El primer año había listas de espera de más de un año, personas que se conocieron dentro del entorno infográfico, a escondidas, y querían repetir la experiencia digital, en la presencia. Los seres humanos somos relacionales, pase lo que pase.
A la vez también contamos con una tendencia, con dos caras de una misma moneda, el aislamiento o la sensación de vivir excluido en el lugar que sea. Y la soledad voluntaria por la que apuestan las personas acudiendo, saliendo a vacaciones, retiros de silencio, periodos de vipassana, búsqueda de visión, ejercicios espirituales. Se suele nombrar como, unos días de desconexión.
Verano para conectar o para desconectar. La vida es solo, nadie puede hacerte el camino. Y a la vez nunca estás solo, vayas donde vayas estás con la presencia, en tu corazón, que te anima, te invita a vivir tu vida, para encontrarte o reencontrarte con el amor por la Vida eterna y natural.
