Al explorar sobre el inquietante origen de uno de los premios de cine de la actualidad, es cuando imagino una vida, donde de la misma forma que puedo ver, que a una película se le entrega un premio que ocupa las portadas de los medios de comunicación, se le ofrece premio a las personas valientes que se esfuerzan en recordar que el ser humano no es un producto, ni su sentido de existencia es el entretenimiento que desorienta.
Hay muchos valientes, diría que la gran mayoría. Aunque si pensamos que lo que aparece en los medios, es la mayoría de lo que sucede en la vida, se nos hace difícil pensar en esta realidad. Se nos olvida que la mayoría de los medios en la actualidad, se mueve por una cuenta de resultados que ofrece a sus socios, mayores rendimientos en cada periodo.
Hoy en los valientes que pienso son las familias que se han unido en grupos y asociaciones para ocuparse de regular el acceso a los llamados teléfonos inteligentes por parte de sus hijos. Un claro ejemplo que ES posible que las mismas personas se ocupen de llevar a cabo, lo que la llamada administración no puede llevar a cabo por multitud de razones, aunque diga que te va a procurar buena salud y educación.
Estos valientes se ocupan de unirse para conseguir que la mayoría de alumnos que asisten a los colegios no vayan con teléfonos y que los llamados teléfonos inteligentes, lleguen a las manos de sus hijos cuando cumplan, por lo menos, 16 años.
A la vez recuerdo que desde que me dedicaba a las nuevas tecnologías conocía un dato que siempre me resultó llamativo, la mayoría de líderes de las grandes compañías de hardware y software solo facilitaban el acceso a los teléfonos a sus hijos ya pasados los 16 años, retrasaban al máximo posible el contacto con la tecnología de sus hijos.
Facilitando que esos seres humanos recorran una vida, en sus inicios lo más en conexión a una infancia natural, lejos de la influencia que se mueve por el mundo, con la intención de llegar a esos niños para cazar su atención y al lograrlo, crear un esclavo más que alimente a la gran bestia del consumo.
Aunque en realidad es el consumo del alma del ser humano. Atrapar la voluntad del corazón del ser humano, es una actividad a la que se dedican a diario montones de personas, que al vivir atrapados en la reacción e inconsciencia del estado de amnesia esencial, les parece natural atrapar a otros, sin reflexionar sobre las consecuencias.
Escribo acerca de esto ya que he sido el primero en colaborar con esta práctica durante años. Conozco esa actividad de cazar, de conseguir objetivos en el nombre de producir números en una cuenta de resultados, aunque en ocasiones se le llama, cuenta de explotación.
No siento culpa de ello ahora, después de haber dedicado parte de la existencia a transformar algunas de las situaciones vividas y colaborar con la transformación de otras. Aunque por ejemplo recuerdo las veces que le dije a otras personas que si no aprendían nuevas tecnologías de la información, serían consideradas analfabetas funcionales en el futuro.
Ahora con el recorrido vivido, nunca le diría esto a un ser humano si mi corazón desease lo mejor para él. Es asombroso en estos tiempos el nivel de como el ser humano se ha convertido en una presa del mismo ser humano. Aunque no lo sé cierto, es probable que el ser humano sea lo único que vive en la Tierra que consume la vida de su propia especie y de otras, en la mayoría de motivos, que no están relacionados con la vida.
Ya sabemos desde el año 2018 el riesgo psicosocial que conlleva el desempeño de la profesión de moderador de contenido. Ese año, más de 11.000 revisores de una de las más conocidas redes, acabaron con diagnósticos de síndrome de estrés postraumático o depresión.
Este enero un juzgado de lo social de Barcelona, dictaminó que las secuelas psiquiátricas, que ha sufrido un moderador de contenido que ha trabajado para la misma red, son un accidente de trabajo y no una enfermedad común. La empresa ha recurrido. El abogado del denunciante, representa también a otros 25 moderadores que sufren trastornos psicofísicos y han presentado denuncias.
Eso mismo nos recuerda hacernos preguntas, que aunque sean incómodas, nos lleven a ocuparnos: ¿uso mi dispositivo electrónico para ser más inteligente?, ¿me aporta libertad para ser auténtico, de manera que vivo una buena vida? ¿usas el mundo para el rumbo de tu corazón o el mundo usa a tu corazón para la explotación?.
La violencia es la experiencia que más se ha incrementado con el paso del tiempo hasta estos momentos de polarización que está llevando el desequilibrio físico, emocional, mental y espiritual a niveles nunca conocidos para el ser humano.
Las pantallas son una ventana para aumentar esa violencia, entregársela a un niño es similar a tomarlo de la mano para llevarlo en persona y soltarlo solo por multitud de lugares donde viese, escuchase y entrase en contacto con la violencia que hay en el mundo, que siempre busca la manera de amplificarse y extenderse como una mancha.
En estos tiempos se juega a la violencia, que recuerdo que significa exageración, como si el ser humano fuese así de origen, siguiese en estos momentos la mayoría así o fuese el destino de ser humano, ser violento. Cuando la gran mayoría no lo es o al tomar consciencia de haberlo sido de alguna manera y de manera inconsciente, el flow te ha facilitado dejar de serlo, anhelando en ese instante vivir una vida en calma, para dejar el mundo en paz, como un precioso premio.
Después de estas líneas recuerdo, que los valientes que van a favor de la vida no se mueven por premios, los mueve el amor por la vida. Sentir la capacidad de ese aprecio, desarrollar la paz en vida, la paz es el premio en si mismo, al amansar lo que hayas podido heredar, sentir la vida eterna y natural. Del resto el flow se ocupa, se ocupa de que al salir de este viaje, te des cuenta durante o aunque sea en el momento del tránsito, al dejar el cuerpo. Nadie escapa a ello, nunca un juicio como se llama a veces, sino un premio final.