Sentir una pérdida o sentirse perdida son experiencias que nos invitan también al amor por la Vida, experiencia que no decidiríamos de manera voluntaria aunque forma parte de una manera complementaria de vivir. Estamos en tiempos de muchas pérdidas y de muchas personas perdidas.
Los modelos nos orientan, nos convencen a diario acerca del beneficio, ganar o alcanzar objetivos. Es lo que debe guiar nuestras vidas, nuestras acciones. Y la vez nos preguntamos cada vez más si es eso lo que nos va a proporcionar valor, en una vida plena, con sentido. Sea como sea, la pérdida va a darse en un momento o en otro, de forma más natural o por sorpresa.
Aunque de hecho no queremos saber nada de perder, de una pérdida o de encontrarnos perdidos. Si la palabra en sí misma pudiese hablar, es probable que una de las cosas que expresaría es ¿para qué tanto rechazo?, si solo soy una palabra que tiene como función ser usada como puente de comunicación entre personas, como todas las palabras.
Así como sucede de forma similar con el dinero, un puente que también genera diversas experiencias. De hecho, si te fijas bien en los billetes de euro en su parte posterior, todos llevan dibujado un puente. Los puentes facilitan el flow entre los seres humanos. La pérdida como un puente que facilita experiencias.
Te invito a establecer puentes, incluso a ser un puente. Para ello que tomes consciencia de las cosas que rechazas en la vida cotidiana, y que puedas observar como algunas cosas generan un rechazo en ti. Experiencias que incluso desconoces, que has vivido, que solo las conoces por otros, o que igual las has heredado.
En ocasiones las pérdidas se suceden en nuestra vida. Hasta que tomamos consciencia de lo que rechazamos, de aquello de lo que nos separamos, consciente o incoscientemente. Y en ese momento sucede la magia, al acercarnos de forma voluntaria con curiosidad a lo que rechazamos, ya nunca más volvemos a ese perder, sino que se integra y forma parte de nosotros de una manera orgánica y natural, como es la Vida.
Una etapa de pérdida o de estar perdido es un momento donde darse cuenta del estancamiento que produce, se corta el flow, se corta el puente y eso conlleva sus consecuencias. Y claro que hay niveles, es diferente perder algo que te han regalado a perder por ejemplo a la persona que te lo ha regalado o incluso que esa persona fallezca. Tantas formas de nombrar y posibilidades en el cambio de las relaciones en este precioso lugar.
En la actividad de acompañar a personas percibo que para algunas, la pérdida forma parte de los obstáculos que más dificultad le supone vivir y transformar. A otros les resulta muy sencillo, sobre todo a través de la creatividad, recorrerlos de la mano de la fuente creadora. A otros una especie de montaña rusa con gran cantidad de variaciones en el recorrido de la atracción. Con más o menos giros, tirabuzones, caidas, etc dentro del contraste entre fluir y flotar.
Es una maravilla relacionarnos como complementos diversos, creando belleza y armonía en la entrega, lo que llaman en inglés surrender, a la senda que ES posible. Senda que nos reúne, nos restaura en la pérdida, sea la que sea, en cualquier experiencia. Desde que comenzó el año me gusta usar la frase: !hágase la voluntad!, si claro, ¡contigo dentro!. La voluntad del flow y la que susurra tu corazón es lo mismo, no está separada.
Ahora imagino a María Magdalena en ese momento donde se da cuenta, de para que fue la experiencia de la pérdida de su pareja. Y de nuevo el asombro de lo que aparece, con una pérdida, aparente. Ella enseguida se da cuenta y por amor dice: “el reino del que hablaba él, es aquí, es aquí”. Ella, una maestra en transformar la pérdida, en amor por la Vida. Lo femenino contiene la maestría de transformar una crisis, en una historia de amor.
¿Será posible la experiencia de la Vida Eterna y Natural durante la existencia en la Tierra? reflexión que invita a una relación renovada con las pérdidas como el abandono, la carencia, el aislamiento y el rechazo. Experiencias donde se siente una gran separación e incluso se puede convertir en un estilo de vida como ofrenda y sacrificio. Estamos en tiempos que nos invitan a una renovada relación con la pérdida. ES posible que nos lleve a explorar acercarnos a una unión que no se estaba dando, en nuestras vidas.