Hoy es un lunes y contando con que vivimos siguiendo unos estándares con el tiempo, calendarios y relojes, es uno de esos días donde muchas personas se hacen preguntas, sobre todo en relación a lo laboral y lo personal, estén trabajando o de vacaciones de verano, ¿eres tú una de ellas?.
El contraste en la dualidad, muy útil, sobre todo cuando la actividad a la que dedicas la vida, no la amas profundamente. Aunque, has pensado ¿qué sucedería? si dedicas la vida a amar con pasión lo que haces, tanto, que hasta la harías sin cobrar por ello, con ello no te invito a que vivas sin percibir ingresos, sino precisamente a percibirlos con todo el amor y gratitud del mundo.
Es asombroso cuando nos podemos entregar a crear actividad por el placer de llevarla a cabo. Por el puro placer que siente nuestro ser, al estar en la experiencia de llevar a cabo una acción, lo que llamamos, el hacer.
Que gran diferencia entre llevar a cabo una actividad haciendo el amor con ella o hacerla por cuestiones que están relacionadas con el tener que, deber que o la gran multitud de términos sociales inventados para la domesticación del corazón salvaje del ser humano. Es una de las utilidades de la dualidad, sentir el contraste.
Este fin de semana aparecía en diversas conversaciones el tiempo que se pasa en el entorno laboral. Una de las personas reconocía que tenía un trabajo de mierda, tal cual lo nombró. Aunque a la vez reconocía que sentía que en ese lugar estaba muy bien cuidada.
¿Es posible que para sentirnos cuidados en la existencia hemos de ir a un lugar de mierda para darnos cuenta que se nos aprecia más desde fuera que nosotros mismos? Sí lo ES. Lo he vivido por muchos años, he visto, sentido y comprobado esto mismo en muchas ocasiones.
Sé bien lo que quería decir la persona, aunque aún ni se daba cuenta al decirlo. Se dará cuenta pasado un tiempo y sentirá gratitud al poder reconocer que ha dejado atrás el maltrato al que se ella misma se entregaba, una y otra vez a diario acudiendo a un trabajo que le parecía, de mierda.
Sé de lo que escribo en estas líneas ya que lo he practicado por decenas de años, ir a trabajar a lugares donde pensaba que entregar el tiempo allí formaba parte de vivir. Pensé durante mucho tiempo que fue un error o una estupidez por mi parte, claro es sencillo decir eso cuando has pasado por ello, a posteriori.
Gracias al flow ahora pienso que ha servido de mucho, sobre todo para tomar consciencia que era una vida en la que el alma estaba domesticada para producir. Sea lo que sea que se produzca sin alma, produce una sensación que se desvanece rápido.
Eso mismo es lo que te lleva a pensar que tienes que hacer más y más, la sensación de que nada queda de lo vivido, es como el humo que se desvanece por un ligero soplido del viento. Es precioso aceptar que estás partes también forman parte de tu existencia, de tu recorrido, aceptar con humildad todo el Camino.
Entregar el tiempo a crear con amor y pasión o no hacerlo, es similar a estar en presencia de una flor creada por la naturaleza o una creada por una impresora 3D o a través de los algoritmos de la tan nombrada inteligencia artificial generativa.
Cuando un ser humano se encuentra delante de una rosa florecida de manera natural le cambia toda la energía de su ser. Así como cuando te encuentras con un ser humano que siente florecer su corazón salvaje, desde dentro hacia fuera, impulsado por su alma de forma agradecida, sientes como si el cielo te abrazase.