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abril 9, 2024Dolor
El dolor al igual que la muerte es una de las experiencias que condiciona un viaje de vida en el que profundizar acerca de ser humano en estos tiempos. Más que el dolor en sí mismo, nos condiciona cómo nos relacionamos con la experiencia del dolor. De hecho diría, que tenemos tendencia a no querer saber nada del dolor o lo menos posible, lo que es lo mismo evitarlo, esconderlo, esquivarlo, bien sea en nosotros o estar en su presencia.
Es como con la muerte o las diferentes formas de morir que se pueden dar en nuestra existencia, desde el nacimiento al murimiento en el mismo cuerpo. Al anular la relación con el dolor, con la experiencia de cambio, transformación o muerte, nos quedamos a medio camino de una vida con sentido, una vida sentida.
En una de las grabaciones para Un Latido recuerdo que Esteve al preguntarle por una vida guiada por el corazón, él me devolvió la pregunta y dijo: ¿de qué corazón me hablas?. Nos habló de tres corazones.
Uno, el anatómico, en el que Esteve comentaba que un maestro suyo en el Monasterio de Montserrat, le indicó que hay que andar con cuidado con las experiencias de llevar el latido, sístole y diástole, a extremos fuera de una coherencia cardiaca.
Dos, Anahata se le llama en la tradición védica, a lo que aquí llamamos el chakra corazón . Es un espacio intangible, sutil, a la altura del corazón anatómico, un poco más al centro en el cuerpo. Punto de unión, entre el total de los siete chakras en el ser humano. Anahata, “el no golpeado” o “la pequeña llama”.
Tres, el corazón de la derecha, por la ubicación según lo enseñaba Ramana Maharshi, cuando hablaba sobre el corazón en el ser humano. Aunque Ramana no hablaba mucho en los tiempos que estaba en el ashram de Tiruvannamalai, a los pies de la montaña del señor Shiva. Montana donde daba largos paseos, que ahora se han convertido en sendas de peregrinación.
Ramana decía que cuando el dolor del mundo es tu dolor, se hace insoportable. Cuando el dolor del mundo se presenta en tu vida es tan fuerte que solo se puede recorrer esa etapa cuando se presenta al ir más allá del sistema de biodefensa que llamamos “el ego”.
Sentir el dolor del mundo es tremendo, sobre todo en estos momentos, en el que hay mucho, mucho dolor, como bien dice Esteve en una parte de la película documental Un Latido. Dolor acumulado en los corazones de los seres humanos, en las tradiciones, las culturas, en los territorios.
Bienvenido al momento más auspicioso para ocuparse de transformar el dolor comenzando por el que puedas estar llevando contigo, en ocasiones sin darte ni cuenta, que lo llevas. Me gusta la frase: “todo lo que aparece en presencia del amor, aparece para ser sanado e integrado” sea en la intimidad del amor, en las relaciones de amistad, laborales, etc. Es una buena forma, ES posible vivirlo para armonizar “el dolor del mundo” y así cuando sea el momento sagrado del murimiento, dejar el mundo en paz, dejando tu paz en la Tierra.
Es como con la muerte o las diferentes formas de morir que se pueden dar en nuestra existencia, desde el nacimiento al murimiento en el mismo cuerpo. Al anular la relación con el dolor, con la experiencia de cambio, transformación o muerte, nos quedamos a medio camino de una vida con sentido, una vida sentida.
En una de las grabaciones para Un Latido recuerdo que Esteve al preguntarle por una vida guiada por el corazón, él me devolvió la pregunta y dijo: ¿de qué corazón me hablas?. Nos habló de tres corazones.
Uno, el anatómico, en el que Esteve comentaba que un maestro suyo en el Monasterio de Montserrat, le indicó que hay que andar con cuidado con las experiencias de llevar el latido, sístole y diástole, a extremos fuera de una coherencia cardiaca.
Dos, Anahata se le llama en la tradición védica, a lo que aquí llamamos el chakra corazón . Es un espacio intangible, sutil, a la altura del corazón anatómico, un poco más al centro en el cuerpo. Punto de unión, entre el total de los siete chakras en el ser humano. Anahata, “el no golpeado” o “la pequeña llama”.
Tres, el corazón de la derecha, por la ubicación según lo enseñaba Ramana Maharshi, cuando hablaba sobre el corazón en el ser humano. Aunque Ramana no hablaba mucho en los tiempos que estaba en el ashram de Tiruvannamalai, a los pies de la montaña del señor Shiva. Montana donde daba largos paseos, que ahora se han convertido en sendas de peregrinación.
Ramana decía que cuando el dolor del mundo es tu dolor, se hace insoportable. Cuando el dolor del mundo se presenta en tu vida es tan fuerte que solo se puede recorrer esa etapa cuando se presenta al ir más allá del sistema de biodefensa que llamamos “el ego”.
Sentir el dolor del mundo es tremendo, sobre todo en estos momentos, en el que hay mucho, mucho dolor, como bien dice Esteve en una parte de la película documental Un Latido. Dolor acumulado en los corazones de los seres humanos, en las tradiciones, las culturas, en los territorios.
Bienvenido al momento más auspicioso para ocuparse de transformar el dolor comenzando por el que puedas estar llevando contigo, en ocasiones sin darte ni cuenta, que lo llevas. Me gusta la frase: “todo lo que aparece en presencia del amor, aparece para ser sanado e integrado” sea en la intimidad del amor, en las relaciones de amistad, laborales, etc. Es una buena forma, ES posible vivirlo para armonizar “el dolor del mundo” y así cuando sea el momento sagrado del murimiento, dejar el mundo en paz, dejando tu paz en la Tierra.