Hoy recuerdo la conversación con Federico Mayor Zaragoza, director general de la Unesco entre los años 1987 - 1999. Fue la primera conversación que grabamos para la película documental Un Latido, en ella habla de experiencias con personas como Nelson Mandela o la Madre Teresa, nos invitaba a que es el momento de atreverse.
También recuerdo la asombrosa manera de cómo se dio nuestro primer encuentro para que esa conversación fuera la primera de una serie de más de 60 conversaciones espontáneas, aunque esto te lo explico mejor en el libro ES posible.
Federico dijo muchas cosas en esa conversación, todas muy inspiradoras para estos tiempos, te animo a que la veas, dura unos 20 minutos, está completa en el enlace que te dejo al final de este artículo.
Hoy pensaba en el momento de nuestra conversación en que él hace referencia al artículo primero de la declaración de los derechos humanos que se propuso en las Naciones Unidas, después de la Segunda Guerra Mundial en 1948: “ todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad, están dotados de razón y conciencia, deben comportarse de forma fraternal entre ellos.”.
Federico hizo una pequeña modificación en la conversación para dejarla así: “ todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad, están dotados de razón y de corazón para relacionarse entre ellos como hermanos”.
Aparentemente, vivimos en tiempos donde el artículo 1 de la declaración de los derechos humanos se complica, después de más de 75 años de esta declaración. A la vez todas las tradiciones de origen coinciden que estamos en tiempos de eso mismo, que esa frase se haga una realidad en la Tierra. Y contamos con más medios que nunca en la historia para ello, es a la vez una gran paradoja, como no está sucediendo este anhelo.
Aunque claro si tienes en cuenta lo que decía Gandhi: “ sé tú el cambio que quieres ver en el mundo ”, comienza en ti esa declaración. Y una de las claves es que puedas reapropiarte de la calma necesaria para que la paz se restaure en tu vida cotidiana, el arte de cultivar la calma en estos tiempos.
Llevamos siglos sobredimensionando la relevancia de las carreras, victorias, trofeos, premios, títulos, en definitiva lo que se ha dado en llamar la carrera hacia el éxito en sociedad ¿y sirve eso para una buena vida?. De dónde habrá salido que una buena vida es la que está basada en competir con los otros, la necesidad de conflicto, ausencia de valor, los excesos del maltrato y el abuso de la vida evidente de estos tiempos, como si eso fuera un planazo.
Todas las personas con las que he tratado o trato reconocen que cuando se encuentran con esa calma auténtica que se despierta en su interior, comienzan a hacerse preguntas, reconocen y sienten con claridad que estaban desorientados sin haberse dado cuenta que estaban muy seguros de lo que hacían y decían, que les parecía un planazo.
Los cambios esenciales o la transformación llegan cuando la vida nos detiene en medio de este viaje, sucede de multitud de formas muy diversas y nos cambia la manera de percibir la vida. No veo que eso esté relacionado con que todas las personas van a vivirlo en tu tiempo contemporáneo.
Aunque las que son detenidas van a recorrer ese precioso camino de transformación y ese proceso les va a llevar a sentir con claridad apuntarse a querer formar parte de otra de las frases que Federico nombró basadas en otro artículo de la declaración de los derechos humanos que se ha incluido en la película documental: “liberar a la humanidad del miedo y de la miseria.”.
¿ES posible apuntarse a liberar a la humanidad del miedo y de la miseria?. Con esto y recordando lo de Gandhi, te pregunto entonces ¿cómo sientes tu corazón? en un planeta con abundancia inmensa con un posible caudal de amor infinito y eterno, entendiendo que la palabra miseria proviene de miser cuyo significado es sentirse desgraciado, sin la gracia, ¿cómo te llevas con el miedo y la miseria? o ¿eres un ser humano que te sientes libre y con la gracia de tu lado?.