En el territorio donde resido ahora mismo, hay una novedad en relación a la educación, se han incorporado unos 40 psicólogos nuevos, para apoyar a todas esas almas que pasarán este año lectivo inmersas en ese proceso de la educación como actividad prioritaria en sus vidas, me ha llegado esta mañana la noticia, de la mano de un bello corazón.
Desde hace ya un tiempo los índices de entusiasmo en los adolescentes caen y caen en picado. Sobre todo desde la experiencia de los meses confinados. No acaban de recuperar esa curva de desesperanza general. ¿Qué es lo que sucede?.
En este inicio de curso, un buen reto para alumnos, psicólogos y profesores, el de levantar el ánimo, aunque levantarlo ¿para qué?. En la mayoría de ocasiones para que un cambio sea útil y eficaz hay que comenzar por lo primero ¿para que se educa este año?, ¿se va a educar para que el ser humano se desarrolle de forma natural, colaborativa y con sentido?.
El término educar tiene relación con sacar, así como la naturaleza sale de dentro hacia fuera, nosotros somos naturaleza que quiere salir de dentro hacia fuera. Y cuando somos tratados como recursos siempre habrá consecuencias, que por supuesto afectarán a la sociedad, ya que somos parte de ese sistema, así como se muestra de forma clara en la experiencia de las constelaciones familiares, todo está conectado.
No servirá de nada tratar a los alumnos y sus situaciones, solo como si fueran problemas a resolver, situaciones a bajar de las estadísticas o peor, colocarles etiquetas que se han ido creando en los últimos años para diagnosticar desequilibrios mentales o discapacidades funcionales y continuar con la conversión de almas, en datos para estadisticas.
De hecho, lo peor de esto, es que ellos mismos son los primeros en convencerse, que son un problema, de que están enfermos o peor aún, que son enfermos o discapacitados de por vida. ¿Es una discapacidad no sentir adaptarse a una forma de vivir de la que escuchan a sus propios padres quejarse todo el día?.
Si pensamos de manera calmada es natural que el patio del colegio esté como está. Hasta sería natural que un día de estos, los propios alumnos se unan para detener la manera de educarlos, en lugar de inmolarse, como sucede en algunos casos, aunque estos algunos casos, ya se repiten desde hace tiempo continuado.
En la película documental Un Latido, se oye en la voz de Luís Paniagua, la relevancia para la vida, que la confianza a desarrollar primero, es la que sentimos por nosotros mismos. No lo dice como un acto de egoísmo, sino en la misma sintonía que avalan las tradiciones de origen que sostienen, que el primer maestro con el que encontrarnos en la existencia, es nuestro corazón.
En mi recorrido, el que mejor conozco, he estado con esa discapacidad durante muchos años, seguí desorientado a diferentes indicadores, diferentes cosas llamadas valores. Viví con poca capacidad de escuchar mi corazón y de actuar en coherencia con sus latidos. Me asombró mucho cuando lo encontré dentro de la experiencia de transformación vivida. No sabía de una vida guiada por los valores del corazón de manera natural, comenzando por el Amor, valor común que une todos los átomos de nuestro cuerpo.
¿Qué sucedería en los centros educativos? si estos 40 psicólogos facilitan a los alumnos sentir amor en su corazón, reconocerse, saber quienes son y a la vez hacerlo con otros, para celebrar, disfrutar de aprender las cosas que sean necesarias del mundo para llevar a cabo su rumbo. De hecho la palabra psique proviene de alma, como la que tienen alumnos, psicólogos y profesores.
Recuerdo ahora la maravillosa experiencia cuando acepté la invitación de Begoña, profesora de un colegio. Alumnos y profesores conversamos sobre los contenidos y esta posiblidad de la que habla la película documental, también conozco la experiencia de estar en la Universidad y recuerdo los comentarios de un productor australiano de televisión que confesaba que sí fuera en su país, la película documental Un Latido sería considerada un bien común, como material didáctico para las aulas.
¿Qué sucedería si vieran la película documental Un Latido en los centros educativos?, en muchas ocasiones el público ha comentado esta propuesta, en los cines donde la hemos proyectado, en los países donde la hemos estrenado. Sí pasa, venga me pongo corbata de nuevo...jajaja