A medida que la velocidad se incrementa, en los acontecimientos de la vida, dentro del modelo social actual, se precisa de coraje para incluir espacios de calma. Tomar respiración para restaurar el equilibrio del corazón, no ser arrastrado por la cantidad de emociones que generan estos tiempos.
Vivimos inmersos en un proceso que nos invita, nos reta a transformarnos. Como proponen los alquimistas, ser elementos de transformación de lo que sea que llegue a nuestros momentos actuales y de las formas más inesperadas. Coraje para mantenerse disponible a desvelar lo que sea necesario, recibir inspiración que afina la mirada, encontrar las flechas amarillas, en esta etapa, con estos tiempos donde somos asombrados a diario.
Sobre todo cuando nos entregamos a un camino de florecer desde la esencia que reside en ese lugar sagrado. Espacio donde nada del mundo puede llegar, esa es la maravilla, un espacio intocable para el mundo, las cosas del mundo no alcanzan a las cosas del flow. Aunque las del flow si pueden y de hecho tocan las cosas del mundo.
Si te sientes sobrepasado por las emociones que causan algunas situaciones de tu actualidad, respira desde tu corazón, toma aire como si al entrar atravesara el espacio sagrado de tu corazón. En confianza con lo que en él siempre está. No caigas en la culpa, el automaltrato.
"La culpa no existe", nos dijo Carme Sardà, en una de las conversaciones para Un Latido. Ella es la mujer que canta de forma radiante, sorprende por su alegría, después de haber estado más de 20 años de monja de clausura. La clausura como una declaración de amor polarizada. De la que puedo salir, después de atravesar multitud de dificultades apostando por el coraje.
Es un acto de coraje necesario en estos tiempos, no caer en la culpa o lo que es lo mismo, no caer en las tentaciones del mundo actual, que se alimenta de tu energía preciosa. Eres libre siempre de entregarla donde quieras. Aunque re recuerda que también ES posible, entregarla donde el corazón siente de manera clara y tranquila.
Sentir esa claridad restaura, retroalimenta el espacio de un corazón tranquilo que continúa latiendo en confianza, pase lo que pase, veas lo que veas, escuches lo que escuches. Mantener la calma, aunque sea que vivas la sensación, que hay personas que están entrando en tu habitación cuando estás dentro de la cama a punto de abrir los ojos a un nuevo día para una nueva vida. Tal como ha sucedido aquí hoy, hace unas horas, en este lugar desde donde te escribo, aunque ahora es un poco largo para explicartelo, igual será en otras líneas.
Tiempos de maravilla donde desarrollar vínculos preciosos en los que vivir con autenticidad y amor radiante como el del sol que todo lo toca aunque haya nubes o tormenta. El sol toca a la Mar, es una relación de complicidad que produce la creación de un ecosistema de vida y eternidad.
Es lo que pude apreciar un día en un lugar de la Sierra de la Tramontana en Mallorca. Un día donde sentí la inmensidad de lo eterno, justo al ver a la Mar abierta, en calma, preciosa, como recibía de forma mágica los rayos del sol, creando esa imagen una total armonía en mi corazón.