Vivimos en una continua invitación a abrirse a los tiempos que corren, sean los que sean. A su nueva forma, la que solo la Vida sabe. Cada día más voces que hablan en el nombre de la Vida y lo que trae, el corazón sabe en el fondo que por mucho que se oigan voces fuera de todo tipo, el mapa del tesoro de los tiempos que vives reside en la chispa vital que está en ti. Es como cuando estás en el vientre de tu madre y la familia o amigos comienzan a hablar, pensar, tramar que será de esa vida que llega a la Tierra, que eres tú..
En estos tiempos la urgencia lleva el timón del comportamiento humano. Prisa en una contrarreloj donde escuchamos un mantra: “no tengo tiempo”, eso cuando además hemos vivido una experiencia inédita en la Tierra, una experiencia donde se nos ha detenido en masa. Una experiencia que ahora ya parece que no haya sucedido, olvidamos con facilidad. La intención por parte de la Vida de tomar consciencia o lo que se llama en estos tiempos, "el crecer personal" no es para quitarse cosas de encima como una camisa que ya no te gusta, sino integrar la vida como un entretejido.
Detener el comportamiento es algo natural, forma parte de la salud de ser humano. Aunque en estos tiempos ya se dice que dispone de tiempo, salir de lo que llamamos un bucle, sea de la forma que sea, cuenta con un lujo. Detener la inercia se está convirtiendo en un lujo, mientras se acepta que la nueva normalidad es vivir en la incertidumbre, la urgencia y la prisa, como si al parar, fuese a ocurrir algo. Y en cierta forma, es así.
Parar también tiene relación con los pensamientos, las emociones, en síntesis el comportamiento que en ocasiones es el que nos lleva corriendo por la vida o nos detiene hasta congelarnos de miedo, cuando ES posible vivir entre el correr y el congelarse. Estos tiempos nos invitan a detener el comportamiento. Florece la consciencia, como un parto, como un cascarón que se rompe y muestra que hay otro espacio de vida que llega con el consiguiente asombro.
Como cuando Juan Ramón en la película documental se detiene. Bueno para ser más precisos “es detenido” durante más de 20 segundos en su narrativa. Detenido en un diálogo que aparentemente necesita de las palabras que todos los presentes estábamos escuchando. Es precioso ver como al ser detenido, le sucede el silencio, el silencio toma la palabra. Segundos antes está hablando sobre la necesidad de parar en la vida. Parar de hacer, parar las ideas, parar las emociones, parar el mundo cronos, parar lo que llamamos ir por el mundo como pollo sin cabeza.
Al final de ese silencio sentido, Juan Ramón retoma la palabra de nuevo para acabar diciendo: “cuando nos paramos el corazón aparece siempre . . . “. La muerte es una forma de parar, de hecho estos tiempos nos invitan a morir, a detener algunos comportamientos que mantenemos con nosotros mismo, con otros y con la Tierra. La dificultad o una de ellas, consiste en la sensación de morir que tiene la personalidad, cuando se acercan tiempos de cambio, como los que vivimos. Los cambios y la transformación con una experiencia natural, no es opcional. Nos hace más humanos, mejor dicho, seres humanos. Nos acerca a la Vida una relación natural con la muerte.
La muerte puede ser de un proceso, trabajo, relación etapa, ciclo, civilización, sistema, galaxia. Ya que la Vida no muere. Es eterna, la misma eternidad que llevas contigo, una experiencia preciosa con la que sentirse abrazado al parar. Ánimo, ánima. La calma de sentir Un Latido Universal ES posible en este precioso planeta, donde vivir el abrazo de la experiencia de una Vida Eterna Natural. Está sucediendo, en estos tiempos, donde millones de personas con determinación siguen su corazón aunque tenga apariencia de amenaza. Un proceso maravilloso que causa asombro e impulsa la confianza en la fuerza del amor.
Este verano pasado en los parques naturales de Monteverde, Costa Rica, pude observar como para su vuelo el colibrí, para toma el néctar de las flores. Una buena invitación a apreciar la belleza del proceso, celebrar como millones de personas dejan de maltratarse, aceptando con alegría que son sus posibilidades, en lugar de seguir intentando conseguir llegar a ningún lugar. La calma facilita la mejor de las competencias, la competencia de ser, experimentar el asombro de lo que renace de cada uno cuando detenemos el mal trato y se desvelan los tesoros. Recuerda que con lo que sientes como ser humano no estas loco, no estás solo y que es posible...
Seguimos...