Hábito
enero 16, 2024Enredo
enero 18, 2024Dudar
¿Las dudas nos invitan al aprecio?, nos pueden servir las dudas en la vida, esta semana conversaba con Mónica, una buena amiga sobre las dudas, ¿nos sentimos incómodos aceptando que estoy dudando en alguna situación?. Cada vez más nos incomoda sentir duda sobre algo que esté sucediendo o aún incomoda más, dudar sobre algo que hemos estado afirmando de forma clara durante un tiempo, lo que llamamos cambiar y las resistencias al cambio. Sobre todo en estos tiempos y teniendo en cuenta que los cambios que se presentan en la mayoría de ocasiones son para restaurar el equilibrio, el mejor bien según el origen de la vida si podemos vivirlo de forma abierta, con interés y confianza.
Estamos en una época de cambios tremendos, con la tendencia de que continúen los cambios. Por eso la flexibilidad de estar atento al flow de los acontecimientos, es clave para no caer en las trampas del comportamiento adquirido en el pasado, permitiendo que se disuelvan las resistencias como el hielo en el verano. Actualizar el software lo llaman en el sector de la tecnología. Todo un arte relacionarse de forma tranquila con las dudas de la vida en estos tiempos de aceleración.
La duda es un momento de reflexión, ¿para qué tener miedo a dudar o la angustia de sentirnos mal al dudar de algo?, darse un tiempo para sostener la idea o pensar acerca de algo, mientras en la relación con la vida ES posible que sea desvelada esa duda al mantener una actitud abierta, de explorar las posibilidades en lugar que cerrarse al pensamiento que aparece o el conocido.
Por ejemplo esta mañana, “el caso de la bici desaparecida”. Un hombre salía de su casa hacía el pueblo una mañana de fiesta, iba a tomar la bicicleta del lugar en la casa donde la dejaba de costumbre. Hacía una mañana nublada de color gris, con viento y frío, con pinta de llover. Ese escenario le hizo dudar si tomar la bici para llevar unas bolsas al pueblo ya que la lluvia podría sorprenderle en el camino de ida o de vuelta. ¿Es buena idea ir al pueblo en bici esta mañana?. Parece que no, aunque fue a por la bici como un acto de confianza en que no se mojaría esta mañana y llevar las bolsas de forma más cómoda al pueblo.
Cuando entra en la parte interior de la casa, donde suele dejar la bici apoyada en una pared un poco escondida del exterior para no tentar a extraños, se da cuenta que la bici no está en el lugar de costumbre. ¿Dónde está la bici? con asombro se da cuenta que la bici no está en el lugar donde la suele dejar, ¿quien la habrá cogido? ¿la habrán robado?. Se disparan las alarmas en ese instante donde parecía que todo estaba en calma. Donde ya no había dudas. ¿Cómo puede ser?...que alguien haya llegado hasta esta parte interior de la casa para atreverse a robar la bici.
Cómo están los tiempos, se está poniendo la situación bien tensa para que venga alguien hasta este lugar de la casa a llevarse la bici. En ese momento la cabeza del hombre comienza a imaginar, crear situaciones diversas. Me habrán seguido para saber donde la dejo, será alguien que ha venido a la casa en algún momento y ha hecho el comentario acerca de la bici y donde la dejo, que alguien ha podido escuchar.
La verdad es que es muy extraño que haya desaparecido. Y las ideas y preguntas siguen apareciendo, nacen de una sensación de peligro en relación a una situación inesperada. Una situación que nos hace sentir vulnerables, el hecho de ser robado, en tu propia casa. En ese instante al salir del lugar donde estaba la bici y dar una vuelta alrededor de la casa veo a un vecino que aparece en la ventana. El hombre le hace una señal, el vecino abre la ventana para establecer comunicación y el hombre le dice: “la bici ha desaparecido”, aunque también confiesa que le parece una situación muy extraña que alguien se haya atrevido a arriesgarse de esa manera.
El vecino le hace una pregunta: ¿no la habrás dejado en el pueblo?. A lo que responde el hombre que no, muy convencido afirmando de manera asertiva que una muestra de que no estaría en el pueblo, es que lleva la llave del candado de la bici en el bolsillo. En ese momento el vecino también acepta que la bici ha desaparecido y le recomienda al hombre de la bici que mejor a partir de ahora comenzar a cerrar las ventanas de la parte baja de la casa. Elevar la alerta de seguridad en la casa para prevenir más desapariciones.
Finalmente el hombre acepta ir caminando al pueblo a llevar las bolsas, aunque sin estar afectado ya que ha aprendido a desapegarse de las cosas materiales, incluso piensa que si la ha robado alguien que la necesita más, hágase la voluntad. Sigue pensando en lo extraño de la situación, que en ese lugar donde nunca sucede nada de ese tipo, que alguien se haya atrevido a acercarse a una casa alejada más de medio kilómetro del pueblo y además una casa alejada de la carretera por donde se llega a la casa. Una vez acepta de forma final que se ha quedado sin bici, en unos segundos le da por repasar los últimos movimientos con la bici y zas!! ¡¡¡Descubre la bici desaparecida!!!.
En ese momento el hombre recuerda que la dejó al lado de la parada del autobús que tomó el domingo cuando se fue de visita a casa de una amiga en el pueblo de al lado donde vive. En la visita encontró a unos amigos que a la hora de la vuelta a casa coinciden en regresar al mismo pueblo. En lugar de llevarle a recoger la bici, el hombre no pensó por lo animado de la conversación de vuelta a casa y le llevaron directamente a la casa. Ahora ya ve claro que la bici la dejó en la plaza donde está la parada del autobus.
Al no encontrar la bici donde de costumbre, de forma espontánea, de las primeras posibilidades que aparecieron fue: “Me la han quitado, alguien se la ha llevado.” En ese instante, claro podría haber usado la duda. Dudar de esa idea, de que me la habían robado. Dudar de uno mismo, es una buena práctica sobre todo en estos tiempos. Dudar de las formas antiguas de pensar relacionadas con la desconfianza, inseguridad o violencia con la que te haya tocado vivir o las que has podido heredar que no eres ni consciente.
Para que reaccionar con la peor de las posibilidades o una posibilidad de las peores. Ahora sé que una de las posibilidades, es dudar de lo que pueda pensar en ese tipo de momentos donde sienta vulnerabilidad. Cuento con la posibilidad de dudar de los pensamientos que aparezcan en algunas situaciones como esta. Ahora cuento con la posibilidad de dudar de un pensamiento que espera lo peor en la situaciones, algo con lo que he convivido durante muchos años en la vida (eso te lo explico en otro capítulo).
Esperar lo peor y aún así ES posible, gracias al flow, vivir una vida guiada por el corazón y que exista la película documental Un Latido Universal y parte de las experiencias de su historia creativa, que en breve podrás leer en un libro. Además hoy regreso a casa en bici, dando gracias que podré seguir pedaleando por Menorca, después de celebrar hoy Sant Antoni, patrón de la isla de Menorca. Habrá sido un milagro de Sant Antoni, ¿recuperar la bici?. Estaba aparcada en una plaza de Ciutadella que se llama: Plaza de la Paz.
Y tú, sí has leído hasta aquí, ahora también tienes la posibilidad de dudar con la Gracia.
Seguimos . . .
Estamos en una época de cambios tremendos, con la tendencia de que continúen los cambios. Por eso la flexibilidad de estar atento al flow de los acontecimientos, es clave para no caer en las trampas del comportamiento adquirido en el pasado, permitiendo que se disuelvan las resistencias como el hielo en el verano. Actualizar el software lo llaman en el sector de la tecnología. Todo un arte relacionarse de forma tranquila con las dudas de la vida en estos tiempos de aceleración.
La duda es un momento de reflexión, ¿para qué tener miedo a dudar o la angustia de sentirnos mal al dudar de algo?, darse un tiempo para sostener la idea o pensar acerca de algo, mientras en la relación con la vida ES posible que sea desvelada esa duda al mantener una actitud abierta, de explorar las posibilidades en lugar que cerrarse al pensamiento que aparece o el conocido.
Por ejemplo esta mañana, “el caso de la bici desaparecida”. Un hombre salía de su casa hacía el pueblo una mañana de fiesta, iba a tomar la bicicleta del lugar en la casa donde la dejaba de costumbre. Hacía una mañana nublada de color gris, con viento y frío, con pinta de llover. Ese escenario le hizo dudar si tomar la bici para llevar unas bolsas al pueblo ya que la lluvia podría sorprenderle en el camino de ida o de vuelta. ¿Es buena idea ir al pueblo en bici esta mañana?. Parece que no, aunque fue a por la bici como un acto de confianza en que no se mojaría esta mañana y llevar las bolsas de forma más cómoda al pueblo.
Cuando entra en la parte interior de la casa, donde suele dejar la bici apoyada en una pared un poco escondida del exterior para no tentar a extraños, se da cuenta que la bici no está en el lugar de costumbre. ¿Dónde está la bici? con asombro se da cuenta que la bici no está en el lugar donde la suele dejar, ¿quien la habrá cogido? ¿la habrán robado?. Se disparan las alarmas en ese instante donde parecía que todo estaba en calma. Donde ya no había dudas. ¿Cómo puede ser?...que alguien haya llegado hasta esta parte interior de la casa para atreverse a robar la bici.
Cómo están los tiempos, se está poniendo la situación bien tensa para que venga alguien hasta este lugar de la casa a llevarse la bici. En ese momento la cabeza del hombre comienza a imaginar, crear situaciones diversas. Me habrán seguido para saber donde la dejo, será alguien que ha venido a la casa en algún momento y ha hecho el comentario acerca de la bici y donde la dejo, que alguien ha podido escuchar.
La verdad es que es muy extraño que haya desaparecido. Y las ideas y preguntas siguen apareciendo, nacen de una sensación de peligro en relación a una situación inesperada. Una situación que nos hace sentir vulnerables, el hecho de ser robado, en tu propia casa. En ese instante al salir del lugar donde estaba la bici y dar una vuelta alrededor de la casa veo a un vecino que aparece en la ventana. El hombre le hace una señal, el vecino abre la ventana para establecer comunicación y el hombre le dice: “la bici ha desaparecido”, aunque también confiesa que le parece una situación muy extraña que alguien se haya atrevido a arriesgarse de esa manera.
El vecino le hace una pregunta: ¿no la habrás dejado en el pueblo?. A lo que responde el hombre que no, muy convencido afirmando de manera asertiva que una muestra de que no estaría en el pueblo, es que lleva la llave del candado de la bici en el bolsillo. En ese momento el vecino también acepta que la bici ha desaparecido y le recomienda al hombre de la bici que mejor a partir de ahora comenzar a cerrar las ventanas de la parte baja de la casa. Elevar la alerta de seguridad en la casa para prevenir más desapariciones.
Finalmente el hombre acepta ir caminando al pueblo a llevar las bolsas, aunque sin estar afectado ya que ha aprendido a desapegarse de las cosas materiales, incluso piensa que si la ha robado alguien que la necesita más, hágase la voluntad. Sigue pensando en lo extraño de la situación, que en ese lugar donde nunca sucede nada de ese tipo, que alguien se haya atrevido a acercarse a una casa alejada más de medio kilómetro del pueblo y además una casa alejada de la carretera por donde se llega a la casa. Una vez acepta de forma final que se ha quedado sin bici, en unos segundos le da por repasar los últimos movimientos con la bici y zas!! ¡¡¡Descubre la bici desaparecida!!!.
En ese momento el hombre recuerda que la dejó al lado de la parada del autobús que tomó el domingo cuando se fue de visita a casa de una amiga en el pueblo de al lado donde vive. En la visita encontró a unos amigos que a la hora de la vuelta a casa coinciden en regresar al mismo pueblo. En lugar de llevarle a recoger la bici, el hombre no pensó por lo animado de la conversación de vuelta a casa y le llevaron directamente a la casa. Ahora ya ve claro que la bici la dejó en la plaza donde está la parada del autobus.
Al no encontrar la bici donde de costumbre, de forma espontánea, de las primeras posibilidades que aparecieron fue: “Me la han quitado, alguien se la ha llevado.” En ese instante, claro podría haber usado la duda. Dudar de esa idea, de que me la habían robado. Dudar de uno mismo, es una buena práctica sobre todo en estos tiempos. Dudar de las formas antiguas de pensar relacionadas con la desconfianza, inseguridad o violencia con la que te haya tocado vivir o las que has podido heredar que no eres ni consciente.
Para que reaccionar con la peor de las posibilidades o una posibilidad de las peores. Ahora sé que una de las posibilidades, es dudar de lo que pueda pensar en ese tipo de momentos donde sienta vulnerabilidad. Cuento con la posibilidad de dudar de los pensamientos que aparezcan en algunas situaciones como esta. Ahora cuento con la posibilidad de dudar de un pensamiento que espera lo peor en la situaciones, algo con lo que he convivido durante muchos años en la vida (eso te lo explico en otro capítulo).
Esperar lo peor y aún así ES posible, gracias al flow, vivir una vida guiada por el corazón y que exista la película documental Un Latido Universal y parte de las experiencias de su historia creativa, que en breve podrás leer en un libro. Además hoy regreso a casa en bici, dando gracias que podré seguir pedaleando por Menorca, después de celebrar hoy Sant Antoni, patrón de la isla de Menorca. Habrá sido un milagro de Sant Antoni, ¿recuperar la bici?. Estaba aparcada en una plaza de Ciutadella que se llama: Plaza de la Paz.
Y tú, sí has leído hasta aquí, ahora también tienes la posibilidad de dudar con la Gracia.
Seguimos . . .