Acordar, compromiso o pacto son términos que comienzan desde la experiencia de restaurar un acuerdo con el equilibrio en la vida que estamos llevando. En ese momento puede darse una pregunta: ¿con quién o qué he de acordar?.
Es una buena pregunta, sobre todo en este tiempo en el que la desorientación, la incertidumbre y la angustia crecen rápido. Desde hace miles de años el ser humano ha ido en la búsqueda de la estabilidad, sobre todo al hacerse agricultor, desde el momento en que se asienta en un territorio.
Busca la estabilidad para que no le suceda nada allí donde esté. Busca la paz, aunque con los métodos basados en la paz de las guerras, no lo consigue. Aunque consiga establecerse en algún lugar, claro que le va a suceder, le va a suceder la vida por mucho que se resista.
Es como pedir que se detenga el aire en la Tierra, se puede pensar en algún momento, aunque no será algo armónico para el lugar donde te encuentres. Acordar estabilidad p paz, comienza en el territorio interno, la estabilidad que supone un equilibrio aceptar lo que sea lo que te esté sucediendo en confianza.
El desequilibrio conlleva consecuencias, la reacción conlleva acciones que se desencadenan en este misterio que nombramos vivir. De hecho son las consecuencias las que nos re animan a sentir interés por restaurar equilibrio.
Más que nunca son tiempos de gestos de amor para sostener equilibrio, un gesto de amor a cada día que amanece, debido a la velocidad que toman las acciones del mundo, cómo nos afecta a todos en este momento y a la vez, ya nada es local. Nunca lo ha sido, tal como lo narra el efecto mariposa. El acto en un lugar del planeta puede afectar al otro extremo ya que todo está conectado.
Recuerda que la prisa no facilita equilibrio. Acordar un ritmo orgánico con tu vida facilita que en esa práctica lo que suceda no te arrastre como una hoja seca en el otoño, sino que en estos tiempos ES posible acordar que sean tiempos para enraizar como una planta de bambú.
Enraizar con lo que suponga calma en tu corazón, eso mismo te facilita discernir y dejar la necesidad de la reacción, similar a la experiencia de ser como un tapón de corcho que está a merced de las olas de las emociones, las olas de la Mar.
A tiempos de Mar removida, compromiso con el coraje, al hilo de lo que dice aquella frase: aunque veamos removerse la tierra y se traspasen las montañas al corazón del oceáno, ES posible acordar confianza con una media sonrisa, en el ciclo que estás, que estamos, ánimo, ánima, ánimus.